Bañados en chocolate.

Salida con el club de piragüismo aguas blancas.

La tarde no pintaba muy bien, el cielo oscuro que acojonaba, se podían oír los truenos y las primeras gotas ya caían en Aínsa. Llamadas de la gente que no podía bajar de la granizada que estaba cayendo por Labuerda y por Boltaña. Al final nos decidimos a salir de la nave dirección a Jánovas para bajar el tramo del Ara hasta Ascaso. La cosa se iba poniendo cada vez más negra, granizo por la carretera, las calles de Boltaña parecían ríos, podríamos haber bajado por la calle Saint Lary con nuestros kayaks. Y llegamos a Jánovas con una tormenta que nadie tenía ninguna gana de salir de la furgoneta, el ambiente se debía poder cortar con navaja allí dentro.

El puente de Janovas.

La verdad es que el agua cuando llegamos estaba todavía verde. Después de unas llamadas para ver el tiempo que hacía río arriba decidimos esperar a ver si sube el nivel del río y nos fuimos de paseo hasta el puente de Jánovas. El agua se iba puniendo cada vez más chocolate y cuando la tormenta escampó un poco Nacho nuestro guía sufridor de este Jueves decidió que ya nos podíamos meter en el río.

Viendo como se iba poniendo el agua cada vez más marrón.
Los primeros pasos llenos de hierros de obra los pasamos por el túnel de desvío del río que se construyó para hacer la tristemente famosa obra de la presa de Jánovas. Lo demás del descenso fue rápido y divertido, sin visión de las piedras que había por el chocolate y sin muchos vuelcos ni nadadas. La verdad es que el río impresionaba más por su color que por su nivel de agua.
Calentando para entrar.

Al agua.


¿Qué tal el cuello?

Lo mejor de todo fue ese sol que nos acompañó en la mayor parte del descenso y que daba muchísimo gusto.

Restos de la granizada.


Todas las fotos.